Seguro que en alguna ocasión has metido un bote de refresco o una botella en un congelador y, si te has olvidado de sacarla a tiempo, cuando has ido a por ella había reventado. Eso se produce porque el líquido, al congelarse, aumenta su volumen. Y, si ese volumen es superior a la capacidad del recipiente, termina reventándolo.
Pues bien, los motores de los coches tienen un sistema de refrigeración cerrado que es el encargado de mantener el motor a una determinada temperatura cuando está funcionando. Esa temperatura no pasa de unos 90ºC. Hasta ahí, todo está claro.
Ahora bien, cuando el vehículo está aparcado, ese líquido se pone a la temperatura amiente. Por ejemplo, si fuera hay -10ºC, el líquido estará a -10ºC. Y, si fuese agua, se congelaría, de manera que terminaría reventando manguitos y otras piezas del sistema de refrigeración.
Por eso, en vez de agua, los motores emplean líquido anticongelante, cuya temperatura de congelación está muy por debajo de esos 0ºC. Al mismo tiempo, este anticongelante también tiene otra serie de características que eliminan por ejemplo la corrosión u otros posibles problemas incluso en verano.
Vigila el nivel de anticongelante
De manera que es muy importante que vigilemos el nivel de anticongelante también en invierno, siendo conscientes de que siempre debe estar entre el máximo y el mínimo del vaso de expansión. Si no es así, puede deberse a una fuga o a que el motor lo está consumiendo, y ninguna de las dos opciones es una buena noticia… Lo mejor que puedes hacer en esos casos es llevar el coche al taller para que verifiquen el motivo del descenso del nivel.
Hasta entonces, y a modo de emergencia, siempre puedes rellenar el depósito de refrigerante con un líquido del mismo color y con las mismas características (suele venir indicado en el libro de usuario), o bien con agua destilada. Si no nos queda otro remedio, podemos utilizar agua del grifo. Independientemente de todo, si mezclamos el anticongelante con otro anticongelante o con agua, debemos sustituirlo en cuanto detectemos la fuga y la reparemos, pues lo más probable es que con la mezcla pierda parte de sus propiedades.
Si se pone a nevar, ¡mucho ojo con el radiador!
El radiador se encarga de enfriar el líquido refrigerante para mantenerlo en esos 90ºC que decíamos antes. Pero para conseguirlo, e independientemente de la temperatura que hay en el exterior, es importante que el radiador y las tomas de aire de los paragolpes o de la rejilla central permitan el paso del aire.
En caso de nevada copiosa, es poco probable que la nieve tapone esas entradas de aire mientras circulamos y el motor está en marcha. Pero si el coche ha estado aparcado y se han quedado taponadas, o si por algún motivo vemos que las entradas de aire se taponan, es muy importante que nos paremos y quitemos esa nieve para evitar que el motor se sobrecaliente. Por supuesto, si ves que la temperatura del motor empieza a subir, es muy probable que se deba precisamente a este motivo.
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